YO SOLITO
¡Hola familias!
En esta entrada del
blog quiero hablaros de la importancia de favorecer en los niños la autonomía
personal.
La autonomía es la capacidad para
realizar una tarea o actividad por uno mismo. En Educación Infantil esta
conquista es esencial para fijar una base firme en el niño de esta edad.
El desarrollo de la autonomía personal es un aspecto importante para su
progreso. Un niño que es autónomo para vestirse, para comer solo… también lo es
para la relación con los otros y para empezar a resolver conflictos o problemas
cotidianos. Como educadores, debemos guiar estos hábitos para que nuestros niños
vayan sintiéndose autónomos.
Cada día sois más los padres que me pedís consejo sobre cómo hacer para
contribuir al desarrollo de vuestros hijos y mi respuesta siempre va dirigida a
la conquista de la autonomía, ya que, en la medida en que conozca el modo de
proceder y sienta que puede realizar ciertos hábitos sin ayuda de un adulto,
aumentará su autoconfianza.
Como norma general, todo aquello que el niño
pueda hacer solo, siempre que no entrañe peligro, debe hacerlo él mismo.
Por supuesto, debemos siempre estar
disponibles y atentos en la manera en la que proceden y mostrar siempre una
actitud comprensiva y respetuosa, desestimando cualquier actitud de
proteccionismo, ya que puede llevarles a la desconfianza y a una futura
frustración. Eso sí, siempre desde el refuerzo positivo y respetando su
iniciativa. Debemos potenciar cada intento y apoyar en los momentos confusos,
animándoles a avanzar. Hemos de fomentar retos y conquistas.
Como he dicho, siempre debemos mostrarnos
positivos, animarles en sus iniciativas y evitar caer en la tentación de
protegerles de posibles fracasos. El error forma parte del aprendizaje y es
algo que debe experimentar también por sí mismo, para adquirir herramientas que
le lleven al éxito.
Además, debemos evitar hacerles las cosas,
sólo porque así tardamos menos. Esto es algo en lo que quiero incidir mucho con vosotros, ya que caer en este error
es muy habitual y así no favorecemos su desarrollo, más bien al contrario, lo
entorpecemos y no les dejamos avanzar.
Hay muchísimas actividades en las que un niño
de Educación Infantil puede cooperar, otras que pueden hacer solos… y una tras
otra, aprenderán a ser personas autónomas y responsables y esta actitud la
extrapolarán a todos los ámbitos.
Esta actitud, al final le acabará llevando a
realizar sus tareas solo, a adquirir un sentido de la responsabilidad y a ganar
autoconfianza y seguridad en sus relaciones.
Se
debe dar la oportunidad de experimentar, de equivocarse, de fallar o de
acertar, y todo eso lleva un tiempo, según la edad y la capacidad de
aprendizaje de cada niño.
Para saber qué vamos
a pedir hay que conocer al niño a quién se lo vamos a pedir y
el cómo se lo vamos a pedir.
Deberíamos considerar al niño:
- Como
protagonista de su desarrollo, solo con
oportunidades para la experiencia verá preservada su iniciativa, la
posibilidad de conocer y aprender con y de sus propios logros y errores.
- El
niño desde el nacimiento es absolutamente dependiente del
adulto. Para afrontar exitósamente el camino de su autonomía precisará de
la visión atenta, afectuosa, desprendida y generosa del adulto.
- La
optimización del aprendizaje pasa en Infantil por el
reconocimiento por parte del educador de las peculiaridades de
las que goza cada niño. Tiene un ritmo, unas necesidades, unas
características y unas potencialidades que el adulto debe saber ver,
comprender, reconocer y atender.
- Así,
la exigencia educativa deberá ir de la mano de la maduración,
sin perderla de vista, apoyándose en ella.
Para potenciar la autonomía de los niños, se les debe
dejar explorar en un ambiente que esté libre de peligro. Esto requiere que
dicho ambiente esté ‘a prueba de niños’ para que puedan explorar, que pongan a
prueba lo que pueden hacer y que de este modo, desarrollen actividades por su
cuenta. Si no quieres que tu hijo te rompa cosas, simplemente quítalas
de su alcance, pero no le riñas si lo hace y tú lo dejaste a su
alcance primero.
Un niño con demasiados límites dentro de su hogar
perderá la oportunidad de desarrollar el sentido de la autonomía. Muchos padres
ponen a los niños en un parque infantil en cuanto comienzan a moverse para
evitar que se hagan daño o que rompan cosas en un espacio únicamente de adultos.
¿Qué son los hábitos?
Los hábitos son una actividad
que a base de realizarse constantemente igual (por lo que deben adquirirse
correctamente desde un principio), se convierten en conductas autómatas. Se
consolidan durante los primeros años de la vida, de ahí la importancia de
adquirir en estas edades unos buenos hábitos.
Es necesario que los hábitos
sean estables y se constituyan en marcos de referencia para que las situaciones
se vuelvan familiares y los niños se encuentren cómodos y seguros en ellas. El
adquirir buenos hábitos de pequeños, les hará personas mucho más seguras y con
mayor autonomía de mayores.
Los hábitos deben trabajarse
constantemente e intentar que las familias los inserten en su vida diaria.
Debemos recordar que los niños y niñas repiten lo que se dice y lo que se hace.
También debemos recordar que la verbalización de los hábitos ayuda a su
automatización.
La actuación conjunta entre
familia y escuela puede favorecer mucho la adquisición de una serie de hábitos
en los niños y niñas, básicos para su autonomía y desarrollo posterior. Para
ello es importante que los padres y madres conozcan qué objetivos educativos
tiene previstos este nivel educativo para la adquisición de esos hábitos
básicos, así como para los y las educadores/as también es importante conocer en
qué medida un niño o una niña de su aula está habituado, por ejemplo respecto a
la alimentación, a comer de todo, si come solo, si ayuda a recoger la mesa,
etc., dentro del ámbito familiar, ya que puede ser que en la escuela realice
estas tareas y en casa, debido a que los límites son más flexibles, no las
haga. Una buena relación entre familia y escuela, y un intercambio
de información entre padres y educadora se revela como fundamental.
Las actividades o “tareas” que pueden hacer
solos, teniendo en cuenta el momento
evolutivo en el que se encuentran, y por
supuesto, estar pendientes de ellos y
acompañarlos, pueden ser las siguientes:
Lavarse y secarse las manos y la cara. Para ello, les facilitaremos un alzador para que puedan
llegar con comodidad al lavabo. De igual manera situaremos a su alcance la
toalla para que se sequen (poniendo una
percha pequeña).
Quitarse los zapatos. Intentar
que sean de velcro para facilitar esta tarea. Y si fuera posible, al igual que
en la escuela los colocan en su casillero, en casa, los pongan en el zapatero o
lugar donde los coloquéis, siempre que esté a su alcance.
Cambio de pañal. Si tienen a
su alcance los pañales y toallitas que los cojan ellos para que os los den. Y
una vez cambiado, tirar el pañal a la basura.
Recoger los juguetes. Esta
es una tarea difícil pero no imposible. Al principio tenemos que acompañarles
para realizarla, ya que ellos por si solos no lo hacen. Les podemos cantar la
canción “A guardar” mientras vamos recogiendo
junto a ellos.
Comer solos. Como en todas
las tareas tenéis que empezar ayudándoles, guiando su mano para que no se le
caiga la comida, corregir las posturas cuando se sientan mal, invitarles a que
no coman con las manos,… Y cuando han terminado, llevar el babero al cesto de
la ropa sucia, llevar el vaso a fregar,…
Beber solos. Casi todos
beben en vaso con adaptador, poco a poco les ofreceremos un vaso hasta
conseguir que lo hagan solos.
¿Cómo los trabajamos en la escuela?
- Con
planificaciones ordenadas y adecuadas.
- Desde
la disponibilidad generosa y atenta del adulto (observar, escuchar,
acoger)
- Desde
una conducta coherente y estable (somos referente y modelo)
- Desde
el conocimiento de las posibilidades del niño, con actitud comprensiva (no
se puede pedir lo que no son capaces de dar)
- Respetando
la iniciativa del niño (aliento en los intentos, apoyo en los momentos
confusos)
- Ayudando
a ir un poco más allá (la educación para que sea crecimiento debe implicar
reto, el proteccionismo suele ser atrofiante)
- Haciendo
gala de accesibilidad, tolerancia y firmeza.
- Haciendo
uso continuado del lenguaje como apoyo imprescindible para que el niño
logre dar significado a lo que hace.
- Es
el adulto el que al principio dota de sentido y razones a lo que el niño
hace (desde lo sensoriomotor a lo intelectual y la reflexión)
Los efectos secundarios de la falta de
autonomía
Cuando no se trabaja la autonomía en los niños puede
tener efectos secundarios en su desarrollo. Cuando no se potencia la autonomía
en los niños pequeños es sinónimo a una falta de estímulo intelectual y esto,
podría ser un impedimento para el desarrollo del cerebro y de sus músculos, tan
esencial la combinación de ambos en los tres primeros años.
La promoción de la autonomía ayuda a desarrollar las
habilidades necesarias cuando los padres no están presentes, el niño
aprenderá también qué es seguro de lo que no lo es. Esto, por
supuesto, es muy difícil para los padres que no trabajan primero el tiempo y la
paciencia ya que estos dos aspectos son claves para desarrollar una buena disciplina positiva.
La paciencia y el tiempo se deben tener en grandes
cantidades ya que son requisitos previos, junto con tener un ambiente apropiado
a prueba de niños. Si esto es así, el
niño desarrollará un falso sentido del mundo y un sentimiento distorsionado de
su capacidad para vivir en él.
Beneficios del desarrollo de la autonomía
infantil
- Mejora
la autoestima y la seguridad
en sí mismo. La capacidad de hacer las cosas por uno mismo, es
fundamental para vencer inseguridades y para cuidar la autoestima.
- Les
permite libertad. Si ellos son responsables de sí
mismos, no necesitan un adulto pendiente de ellos, para desenvolverse en
diferentes contextos.
- Se
crean hábitos que mantendrán en modo de
proceder.
- Entenderán
que hay cosas que tienen que hacer por ellos mismos y por su bien.
- Fomentamos
el aprendizaje de las normas y la
comprensión de las mismas.
Orientaciones para
enseñar a tu hijo a ser autónomo.
- Muéstrale las indicaciones para hacerlo, en un principio recuérdaselo
y deja que lo hagan solos. Poco a poco dejamos de recordárselo.
- Si lo hace mal, o tarda (puede demorarse en comer, por ejemplo),
mantén la calma y deja que lo hagan solos.
- Establece horarios y rutinas para determinadas tareas, como irse a la
cama, lavarse las manos antes de comer, etc.
- Aunque no lo haga bien del todo, al principio (por ejemplo al
limpiarse), refuérzale con elogios. Lo importante es que coja el hábito,
poco a poco irán haciéndolo mejor. Si le reñimos por hacerlo mal, le
reforzamos de forma negativa.
- A medida que van adquiriendo determinados hábitos de autonomía vamos
inculcando nuevos hábitos.
- Siempre deja que lo hagan solos, puedes mostrarles cómo hacerlo con un
ejemplo, pero no lo hagas por ellos.
- Puedes emplear canciones o algún tipo de símbolo que les indique lo
que hay que hacer. Cuando suene la canción es momento de lavarse las
manos, recoger la mesa, etc.
- Ten en cuenta que cada niño sigue su propio ritmo, no tienen por qué
hacer las mismas cosas en el mismo momento.
- Sé paciente y comprensivo, adquirir los hábitos puede llevar su
tiempo.
Es un error pensar que los niños
no pueden ser responsables, si pueden
serlo. Poco a poco han de ir ocupándose de cosas que sí pueden hacer y de este
modo aprenden a ser autónomos.
“La autonomía no es un
aprendizaje posible con discursos o apuntes. La autonomía es una conquista, un
quehacer diario desde la dependencia hasta el desarrollo de las habilidades
intrapersonales de cada ser humano. La autonomía se conquista cuando los
referentes dejan hacer, proponen caminos para conquistar, juegos para acertar y
para equivocarse, momentos para vivir.”
Mar Romera
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